En alguna consulta de psiquiatría
en la que hablábamos de estresores vitales, nos mencionaron el Síndrome del
nido vacío, la verdad es que me quedó sonando y hoy quise compartir con ustedes
la información que encontré. El término "nido vacío” se usa para referirse
al período de la vida en que los niños
han terminado de crecer y abandonan el hogar. Este evento, como tantos otros
del ciclo de vida de una familia, es de enorme importancia para cada
involucrado, ya que produce una crisis en el equilibrio familiar.
Las reacciones frente a esta situación
no son algo universal, sino que dependen en gran parte de la personalidad de
cada sujeto, así como de la relación que tenga cada miembro de la familia con
la persona que abandona el hogar. Por tanto, los sentimientos también varían y
pueden haber de: tristeza, inutilidad, soledad, vacío y culpa. Incluso pueden
haber algunos síntomas asociados a depresión o trastorno de adaptación como: poca
concentración, poco dinamismo, incapacidad para buscar u obtener placer,
ansiedad e indecisión.
Aunque tanto hombres como mujeres
experimentan esta transición, se ha considerado más estresante para las
mujeres, ya que esto conlleva la pérdida de los principales componentes del rol
de madre. Esto porque, durante muchos siglos y aun hoy, vivimos en un mundo en
el que ser mujer está muy fuertemente
relacionado con ser madre, y la relación con los hijos constituye, por lo
tanto, un pilar muy importante de la identidad femenina. Además, influye el
hecho de que normalmente esta etapa de independización de los hijos, suele
coincidir con la llegada de la menopausia, y esto hace que las madres estén más
irritables y sensibles, y puede que proyecten el dolor de la marcha del hijo
sobre ellas mismas, llegando a convertirse en hipocondríacas. O por el
contrario hay madres que sienten que han cumplido con su deber al enseñar a sus
hijos a valerse por sí mismos, y que ya pueden descansar.
En cuanto a las reacciones de los
padres, hay quienes reaccionan con tristeza o con ansias de tener al hijo en
casa, ya que les puede parecer que ya han perdido en cierta manera al hijo y no
han pasado el suficiente tiempo con ellos. Por el contrario, hay otros padres que incluso
pueden llegar a sentir "celos" o cierta envidia, porque ven que sus
hijos han crecido, son independientes y ya no necesitan de los padres para
sobrevivir. Ven en los hijos la juventud y las oportunidades que ellos ya han perdido,
y pueden llegar a no aceptar este hecho.
La relación de pareja también se
ve afectada, puede ser que se torne tensa porque la mujer al estar más susceptible
lleva todo a las peleas. En el caso contrario serían aquellas parejas que con
el abandono del hogar del hijo, se apoyan más el uno con el otro, consiguiendo
una mejor relación entre ellos, basada en la comprensión y el apoyo mutuo. Ven que tienen
más tiempo para ellos, pueden sentir como si recuperaran parte de su intimidad o incluso de
su juventud.
La reacción también depende de si
se va el hijo único o si se va el primero de varios hijos, en este último caso también
va a ser muy duro pero los padres se irán preparando para la partida de los demás.
Otro factor importante es el hecho de que sean mujeres las que se van, porque podrían
correr peligro.
Estas son algunas de las
estrategias que se pueden poner en práctica para sobrellevar los efectos
negativos de este síndrome:
- Tener contacto con otros familiares o amigos que hayan pasado por la misma experiencia del nido vacío y que hayan conseguido superar dicho problema con éxito.
- La mujer que generalmente se ha dedicado única y exclusivamente al cuidado de sus hijos, es conveniente que realice actividades extra-familiares para mantener su tiempo ocupado y poder sentirse útil.
- La pareja puede ocupar el tiempo libre que antes pasaba con los hijos, realizando alguna actividad conjunta o relacionándose más con amigos, familiares...
- Ser creativos y encontrar nuevos desafíos a la vida matrimonial.
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